La cuádruple graduación de Enrique Bunbury
FARANDULAS 23:26
Cierra su gira española con cuatro conciertos en la capital
Las melodías latinoamericanas caracterizan los ritmos de su último disco
El licenciado Bunbury se graduó con nota este miércoles en Madrid, donde no pisaba desde el 1 de diciembre de 2010. Eso sí, el aragonés ha cambiado radicalmente el planteamiento de su último paso por la capital de España. De un única comparecencia en un gran escenario como el Palacio de los Deportes a cuatro presencias de una tacada en una sala mítica, -aunque poco evolucionada acústicamente- como La Riviera. Una apuesta arriesgada, un 4x1 para poner a prueba el estado de forma del artista y de paso, llevar al límite a una garganta renqueante aún de una fuerte y reciente faringitis.
En función de lo visto en su primera cita, el momento de Bunbury pasa por un estado de espléndida evolución. De madurez añeja. Y es que Enrique es una caja de sorpresas. Desde su finalizada etapa con Héroes del Silencio, muchos han sido los giros por los que han deambulado sus ritmos, su estilo y su repertorio.
Pasó por el cabaret ambulante, se influenció de los ritmos árabes y ahora, recluido en su retiro de Texas desde hace más de dos años, ha lanzado un trabajo en el que bebe de las fuentes más profundas de las melodías latinoamericanas, rescatando rancheras, tangos y cumbias. No muchos entendieron esta evolución, pero la realidad es que, a día de hoy, podemos disfrutar sobre el escenario de un artista mucho más pleno, más auténtico, más íntegro y fiel a una filosofía de vida.
Acompañado por su banda ''Los Santos Inocentes', Bunbury se hizo presente ataviado como él sólo sabe. Una americana negra con llamaradas de fuego y un chaleco a juego le hacían absolutamente inconfundible. Y defendió con soltura su renovado repertorio de temas cantineros, revolucionarios y melancólicos. Abrió con la acústica ‘El mar, el cielo y tu’, que dio paso a 'Llévame', para continuar con temas de su último trabajo como 'Mi sueño prohibido', 'Ódiame' o 'El solitario (Diario de un borracho)'.
Avanzado el concierto, su fuerza interna, ese yo interior tan inmenso y tan particular, salió a relucir de nuevo sobre el escenario para interpretar éxitos de siempre y que no morirán nunca como 'La señorita hermafrodita', 'El extranjero', 'Sácame de aquí','El hombre delgado que no flaqueará jamás' o 'El anzuelo' para terminar (previo paso del artista invitado Alfa) con el clásico 'Y al final'. Se echaron en falta, no obstante, algunos temas más rockeros.
En total, dos horas de concierto y un artista más dicharachero y dialogante de lo habitual que se soltó la lengua proclamando para siempre la libertad de expresión: 'gracias por venir, se que las circunstancias no eran las mejores para acudir hoy. Es miércoles, muchos no habréis cobrado, otros estaréis en paro y ademas ha ganado Rajoy... De todas formas, ahora es fácil echarle la culpa de todo al PP como antes lo era hacerlo con el PSOE. Pero hay alguien más arriba que nos esta jodiendo la vida", dijo, antes de escuchar gritos de ¡Enrique presidente! "No se lo deseen ni a su peor enemigo", contestó. Palabra de licenciado. Sentencia de Bunbury.
Las melodías latinoamericanas caracterizan los ritmos de su último disco
El licenciado Bunbury se graduó con nota este miércoles en Madrid, donde no pisaba desde el 1 de diciembre de 2010. Eso sí, el aragonés ha cambiado radicalmente el planteamiento de su último paso por la capital de España. De un única comparecencia en un gran escenario como el Palacio de los Deportes a cuatro presencias de una tacada en una sala mítica, -aunque poco evolucionada acústicamente- como La Riviera. Una apuesta arriesgada, un 4x1 para poner a prueba el estado de forma del artista y de paso, llevar al límite a una garganta renqueante aún de una fuerte y reciente faringitis.
En función de lo visto en su primera cita, el momento de Bunbury pasa por un estado de espléndida evolución. De madurez añeja. Y es que Enrique es una caja de sorpresas. Desde su finalizada etapa con Héroes del Silencio, muchos han sido los giros por los que han deambulado sus ritmos, su estilo y su repertorio.
Pasó por el cabaret ambulante, se influenció de los ritmos árabes y ahora, recluido en su retiro de Texas desde hace más de dos años, ha lanzado un trabajo en el que bebe de las fuentes más profundas de las melodías latinoamericanas, rescatando rancheras, tangos y cumbias. No muchos entendieron esta evolución, pero la realidad es que, a día de hoy, podemos disfrutar sobre el escenario de un artista mucho más pleno, más auténtico, más íntegro y fiel a una filosofía de vida.
Acompañado por su banda ''Los Santos Inocentes', Bunbury se hizo presente ataviado como él sólo sabe. Una americana negra con llamaradas de fuego y un chaleco a juego le hacían absolutamente inconfundible. Y defendió con soltura su renovado repertorio de temas cantineros, revolucionarios y melancólicos. Abrió con la acústica ‘El mar, el cielo y tu’, que dio paso a 'Llévame', para continuar con temas de su último trabajo como 'Mi sueño prohibido', 'Ódiame' o 'El solitario (Diario de un borracho)'.
Avanzado el concierto, su fuerza interna, ese yo interior tan inmenso y tan particular, salió a relucir de nuevo sobre el escenario para interpretar éxitos de siempre y que no morirán nunca como 'La señorita hermafrodita', 'El extranjero', 'Sácame de aquí','El hombre delgado que no flaqueará jamás' o 'El anzuelo' para terminar (previo paso del artista invitado Alfa) con el clásico 'Y al final'. Se echaron en falta, no obstante, algunos temas más rockeros.
En total, dos horas de concierto y un artista más dicharachero y dialogante de lo habitual que se soltó la lengua proclamando para siempre la libertad de expresión: 'gracias por venir, se que las circunstancias no eran las mejores para acudir hoy. Es miércoles, muchos no habréis cobrado, otros estaréis en paro y ademas ha ganado Rajoy... De todas formas, ahora es fácil echarle la culpa de todo al PP como antes lo era hacerlo con el PSOE. Pero hay alguien más arriba que nos esta jodiendo la vida", dijo, antes de escuchar gritos de ¡Enrique presidente! "No se lo deseen ni a su peor enemigo", contestó. Palabra de licenciado. Sentencia de Bunbury.
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